sábado, 23 de diciembre de 2017

¿Amor o Fanatismo?


Durante las últimas semanas, he enfatizado la necesidad de dedicarle tiempo a Dios, y de desarrollar nuestra relación con Él.  Esto es algo de suma importancia ya que si no lo hacemos, entonces nunca lograremos entender el propósito de Dios en nuestra vida.  Y conocer el propósito de Dios en nuestra vida es algo que todos debemos buscar.

Pero encuentro necesario  hacer una aclaración.  Lo que deseo aclarar es que desear conocer el propósito de Dios en nuestra vida es algo que debemos hacer por amor, y no por fanatismo.  Ahora, no quiero que me vayan a mal interpretar.

Con lo que les he dicho no he dicho o implicado que podemos acomodarnos en una relación a medias con Dios.  Con los que les he dicho no he dicho ni implicado que no debemos buscar más de Dios.  Si les dijera estas cosas o si tan siquiera se las implicara, entonces yo estaría yendo en contra de la Palabra de Dios [1].

Pero lo que si deseo que quede bien claro es que nuestra búsqueda de Dios tiene que ser por amor.  Si genuinamente deseamos encontrar la presencia de Dios en nuestra vida, entonces tenemos que buscarle de corazón [2].  Ahora bien, ¿por qué les he dicho estas cosas?

Les he dicho estas cosas porque existen muchos creyentes que han confundido el amor por Dios con el fanatismo y la realidad es que existe un gran peligro en esto.   Pasemos ahora a la Palabra de Dios.



Gálatas 1:11-17 – Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; 14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.

Como podemos apreciar, estos versículos forman parte del saludo de Pablo a la iglesia en Gálatas, y es su testimonio de cómo él conoció al Señor.  Pero en ellos también encontramos el peligro que existe en el fanatismo.   Ahora bien, para que logremos entender bien el mensaje que Dios tiene para nosotros debemos hacer una breve pausa y examinar la definición de la palabra fanatismo.

La palabra fanatismo es derivada de la palabra fanático, la cual es definida como: Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento, creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. 2. Preocupado o entusiasmado ciegamente por una cosa [3].

Los sinónimos de fanatismo son: apasionamiento, entusiasmo, exacerbación, exaltación, fervor, fogosidad, intolerancia, intransigencia, obstinación.  Una gran realidad es que a través de la historia, el fanatismo ha sido responsable de la muerte de cientos o miles de personas inocentes.  Y el fanatismo religioso es algo que cuando se combina con otros factores de carácter ideológico y/o político, produce consecuencias desastrosas.  Permítanme citar algunos ejemplos para que entiendan bien lo que les estoy tratando de decir.

Durante los siglos 11, 12 y 13, la Iglesia Católica envío ejércitos a la Tierra Santa, con el propósito de liberarla de las manos de los musulmanes.  Como todos nos podemos imaginar, esto produjo cientos de miles de muertos en los conflictos armados, los cuales finalmente no tuvieron resultado alguno ya que los cruzados fueron derrotados [4].  

Desde el siglo 15 hasta el siglo 19, la Iglesia Católica permanentemente estableció inquisiciones, organizadas burocráticamente, designadas y supervisadas por el clero (y ocasionalmente los laicos).

Esto fue algo establecido con la intención de descubrir y eliminar la opinión heterodoxa y la práctica religiosa en la Europa cristiana. El Papa Inocencio III (1198-1216) dijo: “Cualquiera que intente interpretar una visión personal de Dios que entre en conflicto con el dogma de la iglesia debe ser quemado sin piedad.”

 Las inquisiciones institucionales fueron similares a instituciones gubernamentales y disciplinarias al comienzo de la Europa moderna. La primera, la más grande y la más conocida de ellas fue la Inquisición española, creada por el Papa Sixto IV a petición de Fernando II e Isabel I, los soberanos de Aragón y Castilla, en una autorización papal el 1 de noviembre 1478 [5].

En 1252, el Papa Inocencio IV oficialmente autorizó la creación de las horripilantes cámaras de tortura de la Inquisición.  La absolución de los acusados era prácticamente imposible, así que con el completo permiso del Papa, los inquisidores tenían libertad para explorar las profundidades del horror y la crueldad.  Y lo más terrible de todo es que muchos de los artículos de tortura fueron inscritos con el lema “Gloria solo a Dios”.


Hubo dos grandes inquisiciones, la Inquisición medieval y la Inquisición española.  ¿Cuántos murieron y/o fueron torturados durante este tiempo?  La realidad es que no existen  cifras exactas, y los expertos no pueden llegar a un número preciso, pero les aseguro que fueron miles.

Pero no vayamos tan lejos, en Estados Unidos (USA) del 1692-1693, se produjeron los juicios de las brujas en Salem, Massachusetts.   Más de 200 personas fueron acusadas de practicar la brujería, la magia y ser diabólicas, y 20 fueron ejecutadas. En otras palabras, mezcla de miedo y una mentalidad irracional, causo la persecución y la muerte de inocentes.

Permítanme citarles un ejemplo de una de las pruebas que le hacían al acusado para determinar su inocencia.  Tomaban una balanza ponían a la persona a un lado y una Biblia en el otro,  si la balanza quedaba balanceada la persona era considerada inocente.  Pero si la persona era más pesada que la Biblia y la balanza quedaba desbalanceada, la persona era condenada y la ejecutaban o desterraban.

Con el tiempo, la colonia admitió que los juicios habían sido un error y compensaron a las familias de los condenados.  Ahora bien, ¿Por qué les he dicho estas cosas?

La razón por las que les he dicho estas cosas es para que nos demos cuenta que aunque en ocasiones nuestras acciones, y las acciones de aquellos en poder pueden ser bien intencionadas, todo en exceso o mejor dicho, el fanatismo (intolerancia, intransigencia, obstinación) produce resultados indeseables y desastrosos.

Como hemos podido ver, en todos los ejemplos que les cite, lo único que el fanatismo religioso produjo fue opresión, muerte y sufrimiento de decenas sino es que de miles de personas alrededor del mundo.

Como les dije con base en los versículos antes citados, encontramos el peligro que existe en el fanatismo.  Fíjense bien en este detalle para que entiendan bien lo que les estoy diciendo.  La Palabra de Dios nos dice: “…Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; 14 y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres….”  Aquí vemos que Pablo dice: “…siendo mucho más celoso…”  La palabra clave aquí es “celoso”.  Digo esto porque la palabra “celoso” usada aquí es una traducción de la palabra griega “zēlōtēs” que significa “fanático” [6].  ¿Y a qué grupo pertenecía Pablo?   Pablo era Fariseo [7].


En otras palabras, había sido criado y enseñado a ser un estricto seguidor de la ley, pero la realidad es que al igual que todos los demás fanáticos de la ley, no era más que un hipócrita [8].  Pero esta hipocresía y fanatismo produjo que Pablo persiguiera a los cristianos despiadadamente.

Esto es algo que queda bien declarado en Hechos 8:3 cuando leemos: “…Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel…”  Y también en Hechos 9:1-2 cuando leemos: “…Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén….”

Hermanos, la hipocresía y el fanatismo religioso son acciones realmente peligrosas.  Digo esto porque el fanatismo nos conduce a juzgar y condenar a otros, ¿y quiénes somos nosotros para juzgar y condenar a alguien?

Sin embargo, existen muchos tan fanatizados que con frecuencia juzgan y condenan a los demás, pero fíjense bien en lo que nos dice el Señor acerca de todo esto.  El Señor nos dice: “…Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo….” (Juan 12:47).  Así que repito,  ¿y quiénes somos nosotros para juzgar y condenar a alguien? Pero ni aun las citas directas del Señor detienen a muchos de juzgar y condenar.

Permítanme exponerles algunos de los ejemplos más comunes.   Como he dicho en numerosas ocasiones, la alabanza es una parte muy importante de nuestra vida cristiana, y esto es algo que estoy seguro que numerosos pastores han repetido en sus congregaciones, porque es algo completamente bíblico [9].

Pero esto ha conducido a muchos a juzgar y condenar a otros creyentes porque no se pasan las 24 horas del día, escuchando por la radio y/o viendo por la televisión predicaciones los siete días de la semana.  En numerosas ocasiones también les he dicho que necesitamos escuchar Palabra de Dios, y esto es algo que también estoy seguro que numerosos pastores han repetido en sus congregaciones, porque es algo bíblico.

La realidad es que existe un gran peligro en estar escuchando y viendo a numerosos predicadores por la radio y la televisión, ya que como todos sabemos no todos los predicadores predican una sana doctrina [10], así que aunque bien intencionado, estas acciones con frecuencia pueden causar confusión.

El fanatismo es lo que ha causado que muchos juzguen y condenen a otros porque quizás vean que una pareja baile al ritmo de una canción popular; el fanatismo ha causado que muchos juzguen y condenen a otros porque quizás le vean tomándose una copa de vino en la cena o critiquen de forma ofensiva a quienes siguen otras costumbres y no han encontrado en Cristo el camino; podría seguir citando ejemplos, pero creo que con estos son suficientes.  Pero ahora la pregunta que queda es: ¿por qué tantos sufren del fanatismo religioso?


La respuesta a nuestra pregunta la encontramos aquí cuando leemos: “…Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre…”  Al igual que Pablo muchos se han fanatizado de tal manera que ni viven, ni dejan vivir.  Pero todo eso cambio en la vida de Pablo, y puede cambiar en tu vida cuando tienes un verdadero encuentro con Jesucristo [11].

La vida de Pablo no cambio hasta que tuvo un encuentro con Jesucristo, y la nuestra tampoco cambiará hasta que esto suceda.  El fanatismo que existe en el pueblo de Dios no será eliminado hasta que Su pueblo reciba convicción de que Él vino para liberarnos, y para entregarnos vida en abundancia.

En Juan 10:10 encontramos que el Señor nos dice: “…El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia…” Ahora bien, muchos usan estos versículos para hablar acerca de la prosperidad, el dinero, y las posesiones materiales, pero la realidad es que estos versículos no tratan de nada de eso.

Cuando tenemos un verdadero encuentro con Jesucristo, entonces recibimos el gozo y la paz que Él nos da; cuando tenemos un verdadero encuentro con Jesucristo, recibimos convicción de nuestras acciones, y somos conducidos al arrepentimiento.


Cuando tenemos un verdadero encuentro con Jesucristo dejamos de juzgar y condenar, según nuestra propia interpretación, o la interpretación de algunos hombres que han torcido las escrituras para manipular y controlar al pueblo, y el fanatismo desaparece.

Para concluir.  El fanatismo religioso causa que muchos juzguen, y condenen a otros.  El fanatismo religioso causa que muchos ofendan y difamen a otros debido a ciertas acciones que la persona pueda hacer.

Les puedo decir que hasta el día de hoy yo no he encontrado ningún versículo en la Biblia que nos ordene a ser seres completamente serios, sin emociones, y sin gozar la vida y la libertad que nuestro Rey y Salvador nos ha entregado. Digo esto porque el fanatismo ha conducido a muchos a pensar que para ser buenos cristianos tenemos que ser como estacas, sin movernos.

Con esto no estoy diciendo que salgamos a emborracharnos, o a fornicar, cometer adulterio y demás.  Con esto no estoy diciendo que dejemos de escuchar y participar en alabanzas a Dios, o que dejemos de escuchar predicaciones.

Pero lo que si les estoy diciendo es que no he encontrado nada en la Biblia que prohíba que una pareja se levante y baile al ritmo de una canción que les guste o que les mueva; no he encontrado nada en la Biblia que diga que estemos pegado a la radio o la televisión escuchando a predicadores.

Lo que si les estoy diciendo es que no he encontrado nada en la Biblia que nos diga que juzguemos y condenemos a otros, o que les forcemos a ser de la manera que nosotros deseamos o creemos correcta.


¿Quieres ser un buen Cristiano?



Entonces persevera en la santidad; estudia y medita la Palabra de Dios.  No quieras obligar a otros a ser como tú eres. 

¿Te gusta solo escuchar alabanzas? 
Muy bien, gloria a Dios, pero no trates de imponer tu gusto en los que te rodean.
 
¿Te gusta escuchar predicadores por la radio o la tele? 
Muy bien, pero ten cuidado con lo que escuchas, y pruébalo contra la Palabra de Dios, no sea que te esten engañado. 

¿No te gusta bailar?  Pues no lo hagas, pero no condenes, juzgues y difames a los que si lo hacen.

Todos somos diferentes, todos tenemos gustos diferentes, y ninguno de nosotros podemos imponer nuestra voluntad en la vida de otros.  Examínate, y pregúntate,

¿Que siento yo por Dios, amor o fanatismo?

Recuerda que el fanatismo produce dolor y sufrimiento, pero el amor produce bendiciones. Hermanos en Cristo reciban todo tipo de bendiciones en esta época y siempre...


Referencias biblicas:
[1] Isaías 55:6;
[2] Deuteronomio 4:29
[3] Diccionario de la Real Academia Española
[4] Wikipedia
[5] Encyclopedia Britannica
[6] Blue Bible Letter Lexicon
[7] Hechos 23:6
[8] Mateo 23:13-15; Mateo 23:23; Mateo 23:25; Mateo 23:27; Mateo 23:29; Lucas 11:44
[9] Juan 4:23
[10] Mateo 7:15
[11] Hechos 9:3-6
[12] Juan 10:10


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